MINERÍA INDUSTRIAL EN EL GUADIATO

La comarca del Alto Guadiato, una zona de paso entre Extremadura y el Valle del Guadalquivir, presentaba a finales del siglo XVIII y principio del XIX una débil estructura demográfica. Sin embargo, el descubrimiento de nuevas minas de carbón y sobre todo la aparición de poderosas empresas en la comarca generó un aumento progresivo de la población. 

Se observaba como las diferentes empresas se ubicaban en la zona atraídas en más de un caso por una fácil especulación ante la puesta en marcha de una actividad nueva y desconocida en ese momento. 

Aunque las primeras explotaciones datan de finales del siglo XVIII, la actividad extractiva de carácter continuado no se inicia hasta 1845. 

Con las primeras explotaciones surge un fuerte movimiento de especulación que se refleja en la creación de numerosas sociedades hacia 1852, siendo la mayoría puramente nominales, sin llegar a realizar actividades extractivas. 

El único intento serio de explotación unitaria de la cuenca, unido a proyectos de desarrollo industrial y de ferrocarriles, es el de la sociedad Fusión Carbonífera y Metalífera de Belmez y Espiel, heredera de los planteamientos de la Unión Ferro-Carbón, que desde los momentos iniciales de su constitución hasta su absorción en 1868 por la Sociedad Carbonera Española juega un papel destacado en la cuenca al concentrar un gran número de registros y derechos mineros. Otra compañía importante desde el punto de vista de la producción es la de Los Santos, fundada hacia 1846. 

La sociedad de Los Santos, adquirió la mina La Terrible e inició trabajos inmediatamente, manteniéndolos durante una docena de años. Por razones que se desconocen, probablemente por falta de salidas de sus productos, esta sociedad se disolvió y sus minas salieron a subasta en Metz en 1860. Los empresarios Parent y Schacken, contratistas del ferrocarril Ciudad Real-Badajoz, adquirieron las propiedades de Los Santos y otras empresas más pequeñas en 1862, y constituyeron la Société Houlliére et Metallurgique de Belmez; parece ser que en 1869 adoptó la forma de sociedad anónima con el mismo nombre. 

En plena fiebre minera, registraron minas numerosos particulares y sociedades, entre estas últimas La Constancia Madrileña y la Sociedad Carbonera Española de Belmez y Espiel, que durante un tiempo efímero absorbería a casi todas las preexistentes. 

Durante este periodo las crisis financieras, especialmente la de 1878 truncaron los planes de Unión Ferro- Carbón que se proponía construir altos hornos en el Guadiato. 

Santos y su sucesora, la Sociedad Hullera Metalúrgica de Belmez conseguían reunir las principales minas: Santa Elisa, Cabeza de Vaca, La Calera y otras. En 1875 absorbió a la Constancia Madrileña y a La Sociedad Carbonera Española de Belmez y Espiel, así como a numerosas empresas particulares. Se reconstituyó repetidas veces, siempre con un capital social de 114 millones de reales. Naturalmente, casi todo este capital respondía a aportaciones de minas, contra las cuales entregaba acciones liberadas de pago. Su efectivo era mucho más reducido, a pesar de que muchas de las entidades absorbidas habían aportado liquidez. Sin resolver el problema de los transporte y forzada a efectuar importantes gastos para mantener la propiedad de las minas la compañía acabo disolviéndose en 1868. 

En los últimos años de la década de 1870-80 tres sociedades controlan más del 80% de la propiedad minera: Bética, Manchega y Vizcaína; Loring, Heredia y Larios y la Sociedad Hullera y Metalúrgica de Belmez. 

La Sociedad Loring, Heredia y Larios estaba integrada por las sociedades Loring Hermano, Martín Larios, e Hijo de Manuel Agustín Heredia, y englobaba a los representantes más activos del capital, la industria y el comercio de Málaga. 

El motivo de recalar en la cuenca del Guadiato obedece a la busca de una fuente de energía con la que esperan reactivar la siderurgia que a partir de 1860 entra en crisis al no poder competir con la del norte de España, que en estos años había incrementado su producción. 

Usando carbón mineral los costos de fundición de la siderurgia asturiana venían a ser por tonelada casi la mitad que en las instalaciones malagueñas, que seguían utilizando el carbón vegetal. Esto explica que a partir de 1866 solo queda en funcionamiento una planta de siderurgia en Málaga (La Constancia). 

La tenacidad de la Sociedad Loring, Heredia y Larios por llegar a la zona hullera es manifiesta en la construcción del ferrocarril de Málaga, prefiriendo la sociedad concesionaria (en la que participaban las tres familias) unirlo con la línea Manzanares-Córdoba, en esta última ciudad, porque así enlazaría directamente con el proyectado ramal de Belmez-Córdoba, lo que hacía más ventajoso el transporte de carbón a Málaga. 

Con esta perspectiva, y aprovechando un momento propicio, suscribe el 31 de julio de 1869 contrato de arrendamiento por 20 años de todos los bienes y derechos que la Carbonera Española (que en su día ésta había comprado a la Fusión Carbonífera y Metalífera de Belmez y Espiel) tenía en la sierra de Córdoba, pero con una cláusula por la que tenían derecho a comprarlos en los cincos primeros años de arrendamiento. Por diversos motivos, hasta el año 1877 no se formaliza la escritura de venta. Cumplidos los compromisos financieros, esta sociedad se convierte en la mayor propietaria de la cuenca hullera, y es heredera de la mayoría de los derechos mineros. 

En su mayor parte, las minas de carbón se encuentran en los términos municipales de Belmez y Espiel; las productivas se presentan agrupadas en relación con las minas Cabeza de Vaca y Santa Elisa. La producción de carbón en 1875 venia a suponer la mitad del total extraído en la cuenca, que se cifra en torno a 58000Tm. 

En 1877 se constituyo la Compañía Ferrocarriles Andaluces, con capital francés y de los Países Bajos. Aunque se trataba de una empresa de capital extranjero, en su consejo de administración se sentaron personalidades españolas como el dirigente del partido conservador Francisco Silvela, Emilio Cánovas del Castillo o el escritor y diplomático Juan Valera. 

Esta compañía inicia una política de fusión de ferrocarriles en el sur de España, siendo sus primeras adquisiciones las líneas de la Sociedad Loring, Heredia y Larios (Belmez-Córdoba y Córdoba-Málaga). En 1882 la Compañía Ferrocarriles Andaluces compra a Larios, Heredia y Loring la totalidad de sus propiedades y derechos mineros de la zona. 

También irrumpe en la región la Compañía de Ferrocarriles Madrid a Zaragoza y a Alicante (M.Z.A), que fue autorizada por Real decreto de 26 de enero de 1857 y estuvo financiada en sus primeros años, por la Sociedad Española Mercantil e Industrial, vinculada a la Banca Rothschild. Su sede social estaba en Madrid y, aunque la mitad de los miembros de su consejo son españoles, en realidad es una sociedad francesa tanto por su capital como por su funcionamiento, en que los representantes de James Rothschild (Bauer y Weisweler) y el comité de la compañía establecido en Paris son decisivos. Los nombres de los políticos españoles que figuran en la M.Z.A revelan estrecha relación con Administración y Hacienda, tan necesaria a las compañías de ferrocarriles para obtener las subvenciones estatales. 

Su presencia en la zona se hace patente a través de la compañía que construye los ferrocarriles Ciudad Real-Badajoz y la línea de Belmez-Almorchón. 

La Sociedad Hullera y Carbonífera de Belmez (S.H.C.B) es la segunda compañía en importancia por la propiedad de las minas en la cuenca del Guadiato y la primera en cuanto a la extracción de carbón, vinculada a la explotación del grupo La Terrible. Se constituyo en Paris el 19 de Junio de 1869. Esta sociedad es, por estatutos, capital y miembros que la integran, francesa. 

El paso más importante para conocer la génesis de la Sociedad Hullera Carbonífera de Belmez es la aparición en la propiedad minera de la cuenca hullera de dos capitalistas dedicados a la construcción de ferrocarriles (Parent y Schaken), que compran en 1962 todos los bienes y propiedades de la compañía de los Santos. A partir de este año se convierten en los propietarios de la principal mina productiva (La Terrible) y siguen adquiriendo minas y propiedades de superficie, en parajes lindantes con esa misma. 

En 1865 Parent-Schaken crea en París la Sociedad Carbonífera y Metalífera del Belmez como sociedad comanditaria a la que aportan en total doce minas y nueve registros más, justo al resto de propiedades que poseían en las aldeas del Hoyo y Posadilla y en la proximidad de La Terrible. Las minas de carbón se extienden desde el conjunto formado por la Terrible hasta Cervantes, en el término de Fuente Obejuna (hoy aldea de El Porvenir). 

La fundación de la Sociedad Hullera y Metalúrgica de Belmez se produce el 19 de Julio de 1869 al transformarse la Carbonífera de sociedad comanditaria en sociedad anónima por acciones. 

Al llegar el año 1880 la Sociedad Hullera es la que extrae más carbón de la cuenca. Cambia de orientación en lo que respecta a la compra de minas, debido a las dificultades para comercializar la producción. 

Sin embargo estos años próximos a 1880 son muy importantes, porque en ellos aparecen en las proximidades de La Terrible, junto a unas incipientes instalaciones (hornos de cok, fábricas de briquetas, talleres mecánicos de lavado de carbones…), un conjunto de barracas y chabolas arracimadas alrededor del barranco de la mina, que contrasta con las oficinas y las espaciosas viviendas de directivos de la compañía que en este se van construyendo en la Dehesa de Navalpandero: son EL Terrible y Pueblonuevo, inexistentes en 1860 y que en poco más de 20 años pasan de unas docenas de habitantes a superar los tres millares. 

Como se ha visto, las distintas compañías de ferrocarriles aparecen en la zona buscando usar el carbón en los mismos ferrocarriles, o bien, mediante éstos, comercializarlos a mercados exteriores. Sobre estos supuestos se construyen los ferrocarriles, y de ellos se esperaba, una vez terminados, que produjesen un alza espectacular en la producción de carbón. 

Así ocurrió, cuando en 1868 se abre el ramal Belmez-Almorchón y se pudo trasportar el mineral a las fundiciones de Linares, triplicándose la producción de carbón en ese año. 

Sin embargo, al poner en funcionamiento la línea Belmez-Córdoba en 1873, la producción en lugar de incrementarse inicia un descenso a partir de 1874 que refleja la imposibilidad de transportar el mineral a Málaga, con lo que las esperanzas de Larios, Heredia y Loring se esfuman, ya que, dominando las vías férreas que enlazaban la cuenca minera y Málaga, no son capaces de llevar a esta ciudad ni el 10% del carbón extraído de sus propias minas. 

Los motivos que inciden en forma negativa en la comercialización del carbón extraído son varios y encadenados entre sí: el primero el tratarse de una cuenca interior, alejada de los centros de consumo importantes; incide así mismo la morfología de los yacimientos, con estructuras complicadas y muy fracturadas, que hacen inviable su explotación a cielo abierto, porque además los terrenos suprayecentes al yacimiento en su parte alta son de acarreo y hacen difícil su sostenimiento, y su explotación mediante minería de interior obliga a una entibación de tal densidad que al tener que traer la madera para la misma de puntos muy alejados, hace que en el mercado el carbón extraído en la cuenca este por encima del asturiano en 6.6 pesetas por toneladas. 

El transporte constituye otro factor negativo, ya que, para la comercialización del carbón, la red ferroviaria que atraviesa la cuenca de Belmez fue deficitaria desde el momento de su construcción, y lo continuó siendo en la explotación por el poco volumen de mercancías transportadas, lo que obligaba a las distintas compañías a poner unas tarifas altas para un carbón encarecido ya en la extracción. 

A partir de 1882 el predominio minero de la zona se lo reparten dos compañías: Andaluces y la Sociedad Hullera y Metalífera de Belmez, a las que en 1890 se une la MZA. La orientación minera de la zona es doble: así, Andaluces y MZA actúan en función de las vías férreas que explotan, mientras que S.H.M.B lo hace en función de las instalaciones. 

Dos grupos productivos principales, Cabeza de Vaca y la Terrible separados 8Km, solicitan, y en 1884 obtienen, autorización para la construcción de un ramal de ferrocarril de ancho normal que los una, reconociéndole carácter público desde 1892 (La Maquinilla), con lo que consiguen eludir el ferrocarril de Peñarroya- Belmez de la MZA en incluso competir con él. Polarizan la función administrativa en la población de Belmez, donde además de oficinas tienes su residencia el director y los ingenieros. 

Las actuaciones en modernización en inversión en las instalaciones hacen que en 1888-1889 la producción suponga el 55.4% de la cuenca, empleando el 63.3% de la población minera. 

Por su parte, la Compañía de Madrid a Zaragoza y Alicante, también se dedica a la minería extractiva en función de la explotación de líneas Ferreras. Su actividad en cuanto a adquisición y explotación de minas es de escasa importancia hasta 1890.A partir de este año se inicia una política de compras que la van a convertir en una de las mayores propietarias de la cuenca hullera aunque la mayoría de sus explotaciones carecen de importancia desde el punto de vista productivo. Solo fueron explotadas y no de forma continua, La Castellana y Santa Isabel: las demás, dispersas por la cuenca, fueron objetos de trabajos de reconocimiento, y no en todos los casos.

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